E n t r e v I s t a

 

 

 

Entrevista a Carlo Brumat

Jesús A. Treviño

 

Treviño, Jesús A.. 1996. Entrevista a Carlo Brumat. Urbana III (2):---. Carlo Brumat nació el 1 de diciembre de 1935 en Torino, Italia. En esta ciudad obtuvo el grado de doctor en física (Università di Torino). Su formación académica apenas empezaba. Años después, tal como lo cuenta en esta conversación, la vida le llevó a los EE.UU., donde obtuvo el PhD en business administration (University of California, Los Angeles, UCLA). A la fecha, Carlo Brumat es Director Académico de Duxx, centro de excelencia empresarial que ofrece el programa de maestría en negocios. Entre sus publicaciones más importantes destacan Irreversibility and Entropy; The Method of Entrophy Maximization; Logics and Hypothetical Precepts in the Fundations of Decision Theory; A Probabilistic Extension of Lancaster’s Approach to Consumer Theory; Uses and Abuses of Entropy in Economics; Le Organizzazioni alla Luce della Teoria Economica delle Equipes. También co-editó New Applications of Bayesian Methods.

En esta entrevista Carlo Brumat conversa sobre la práctica y administración de la investigación científica. También comparte de manera breve y sencilla los procesos intelectuales que le llevaron a incursionar en diversas áreas del conocimiento. Manifiesta que su interés actual es el estudio de los métodos y procedimientos que enseñan a movilizar el conocimiento en el momento preciso. Pródigo en ejemplos, sus respuestas reflejan la influencia de las ciencias exactas; no deja cabos sueltos y siempre regresa a la pregunta original.

 

P. ¿Cómo clasificaría los tipos de investigadores o científicos?

r. Si adaptara algo de lo que se ha escrito sobre los perfiles necesarios para el éxito de un proyecto, puedo identificar cinco tipos de investigador. Estos tipos pueden coincidir en una misma persona. 1) Primero está el tipo creador, el que tiene la idea, el idea-man. Él tiene la idea, pero generalmente es una persona un poco perdida en el mundo de su ciencia; no está familiarizado con el mundo donde se consigue el dinero, o el apoyo político para que alguien ayude en el financiamiento de los proyectos. 2) El segundo tipo es el que difunde la idea en el lugar y momento preciso, el promotor, el promoter o champion. 3) El tercer tipo corresponde al protector, al sponsor, el padrino que te cubre. El idea-man necesita de un campeón que lo defienda y gestione un lugar para desarrollar las ideas y realizar los experimentos. El idea-man necesita recursos, protección contra envidias profesionales de colegas que no quieren que se dé la cátedra, dinero, o tiempo para investigar. Esto requiere de un aliado bien colocado en un lugar donde hay poder suficiente. Esta fue la figura de Orso Corbino para Enrico Fermi. 4) El cuarto tipo corresponde a la persona que es capaz de experimentar y operacionalizar las ideas una vez que el proyecto se aprueba, es el operativo, el project-manager. Puede ser que el idea-man, el que concibe las ideas teóricas, no tenga el entrenamiento, habilidad o ingenio para realizar los experimentos. 5) El quinto tipo es el que se entera de lo que pasa fuera y lo traduce para que sea utilizable por los de adentro, es el portero que comunica dos mundos, el externo con el interno, el gatekeeper. El gatekeeper pertenece a la organización del proyecto pero también mantiene el ojo abierto para ver lo que pasa afuera. Es capaz de regular el tráfico intelectual del conocimiento desde afuera hacia adentro. El gatekeeper entiende el discurso teórico de afuera y también conoce los intereses internos, por lo menos de manera general. Con la información del gatekeeper se evita duplicar temas o seguir caminos errados.

Enrico Fermi, es quizá el único científico que desarrolló cuatro de los cinco tipos anteriores: idea-man (es indudable su genio creador y generador de hipótesis); project-manager (hay numerosas anécdotas sobre sus facultades excepcionales para diseñar experimentos de manera sencilla, tales como medir la fuerza de una explosión con tan sólo dejar caer un trozo de papel en un lugar alejado), promoter (organizaba conferencias y circulaba documentos de trabajo antes de su publicación), y gatekeeper (era el primero que leía la literatura, tomaba los artículos y se los presentaba a los demás para discusión). Su sponsor, como he dicho, fue Corbino.

 

 Puedo identificar cinco tipos de investigador. 1) el tipo creador, el que tiene la idea, el idea-man. 2) el promotor o promoter. 3) el protector, el sponsor o padrino que te cubre. 4) el operativo o project-manager, y 5) el portero que comunica el con el mundo externo, el gatekeeper

   

P. ¿Cómo fue la aparición de Orso Mario Corbino como sponsor o padrino de Fermi?

r. Es preciso reconocer que Fermi tuvo genio y suerte, el genio de organizar la investigación y la suerte de que Corbino se enterara de él. Corbino, físico de profesión, era Ministro de Educación de Italia; se dio cuenta del potencial de Fermi y lo protegió. Le consiguió una cátedra y logró que lo nombraran miembro de la academia de Italia. Surgió así la simbiosis entre un político experimentado y un científico joven. Normalmente el padrino es un viejo que fue idea-man en su juventud, que dice "Este joven me gusta, se parece a mi cuando yo tenía su edad; me hace pensar en mi juventud. Ahora que he perdido mi creatividad juvenil que bueno que puedo seguir contribuyendo al desarrollo de la ciencia a través de este joven liberándolo de los líos burocráticos y protegiéndolo de las envidias de gente menos capaz."

 

 Normalmente el padrino es un viejo que fue idea-man en su juventud, que dice ". . . Ahora que los líos burocráticos me impiden generar más, que bueno que puedo seguir contribuyendo al desarrollo de la ciencia a través de este joven."

 

 P. Weber habla de la posibilidad de que profesores del tipo idea-man sean muy antipáticos, ¿no cree que se necesita mucha suerte para encontrar un padrino?

r. Conocí un caso así: Bruno de Finetti, famoso teórico de nuestro tiempo que aplicó su genio al estudio de las probabilidades. Como maestro era malísimo. Su voz era muy baja. A veces empezaba una frase y no la acababa porque su pensamiento fluía muy rápido. Decía, "Bueno, es obvio todo esto que estamos viendo, pasemos a otro asunto." Pasaba a otro tema antes de que los estudiantes asimilaran la exposición que había empezado. Una vez encontré una persona que había sido su estudiante en Roma —en ese tiempo yo todavía no lo conocía, sólo había leído algunos de sus escritos—, le dije "¡Qué suerte que estudiaste con de Finetti!" Me contestó, "¿De qué estás hablando? fue el peor maestro que tuve, me hizo odiar las matemáticas, fue una pérdida de tiempo." Efectivamente, de Finetti era un hombre para ser leído, era malo para explicar. No tuvo ningún padrino; era muy mal político, se metía en causas poco populares, no buscaba favores, no sabía relacionarse con los poderosos. Bruno de Finetti era difícil como persona, tenías que amarle para acercarte a él; sin embargo, cuando esto sucedía, él correspondía con gran amistad. Me cuento entre los pocos afortunados por su amistad. Él tuvo la suerte de tener dos o tres estudiantes que se enteraron de su valor, entre ellos Luciano Daboni, quienes crearon la escuela de Finettiana en Italia. Bruno de Finetti tuvo el éxito a través de sus estudiantes o de personas como Leonard Savage de los EE.UU. Savage, que se había enterado del valor de de Finetti a través de sus trabajos, estudió italiano y fue de Chicago a Italia para aprender directamente del maestro. Savage se autoseleccionó como discípulo de de Finetti, aprovechó y desarrolló más que cualquier otro la escuela subjetivista de las probabilidades en los EE.UU. Por otro lado, en Italia, Daboni, decía a sus estudiantes, "Yo no les digo nada que no sea la palabra del verdadero maestro, de Finetti." Esto requiere de una gran modestia. Daboni tiene toda mi admiración, siempre decía que el no tenía otro mérito que transmitir fielmente el verbo de su maestro de Finetti.

 

 Bruno de Finetti no tuvo ningún padrino . . . no sabía relacionarse con los poderosos . . . tuvo el éxito a través de sus estudiantes o de personas que se auto-seleccionaron como tal

 

 P. ¿No existe el riesgo de que el promoter se autopromueva como experto, que se convierta en un farsante o gesticulador de la ciencia?

r. Sí. Esto se manifiesta más hoy, por varias razones. En muchos casos, cuando un farsante llega a ser director de un laboratorio, por ejemplo, pretende que su apellido se agregue a la lista de los autores de todos los trabajos que se hacen ahí, aunque no haya participado en ellos. A veces estos farsantes son buenos políticos que saben promoverse con los poderosos y obtener dinero por instinto. Esto pudiera ser bueno para la ciencia si el dinero sirviera para financiar investigaciones importantes. También existe la tendencia de formar un círculo de amigos para citarse mutuamente y elevar así los indicadores de productividad.

 

 Cuando un farsante llega a ser director de un laboratorio, por ejemplo, pretende que su apellido aparezca entre los autores de los trabajos que se hacen ahí, aunque no haya participado en ellos

 

 P. La investigación y el trabajo científico no pueden realizarse bajo las reglas de la ingeniería de la eficiencia ni ser administrada por un gesticulador. La investigación debe cultivarse con generosidad en ideas, dinero y tiempo, ¿cómo explica que haya personas que administran y realizar investigación científica al mismo tiempo?

r. Los científicos que administran la investigación generalmente ya no hacen ciencia. Juegan un papel tipo Corbino, como un protector de los investigadores jóvenes. Hay excepciones. Un buen ejemplo de alguien que siguió haciendo trabajos interesantes fue Kapitsa, Premio Nobel de física en 1978. Este señor fundó y dió un gran impulso al Instituto de Problemas Físicos de la Unión Soviética; creó las condiciones para que otros florecieran. En general, el director debe ser una persona de gran estatura científica. Es muy peligroso dejar la administración de la investigación en manos de un burócrata porque no entiende su naturaleza; se corre el riesgo de que los científicos lo consideren un títere o un dictador administrativo. Un burócrata probablemente dará preferencia a los promoters que le llenen de alabanzas y hagan que se sienta admirado.

 

 Los científicos que administran la investigación generalmente ya no hacen ciencia . . . Es muy peligroso dejar la administración de la investiga-ción en manos de un burócrata porque probablemente dará preferencia a los promoters que le llenen de alabanzas y hagan que se sienta admirado

 

 P. Considerando los cinco tipos anteriores de investigador, ¿a qué perfil corresponde su trabajo profesional actual?

r. Gatekeeper.

P. ¿Qué perfil correspondería a su desempeño profesional previo?

r. Nunca fui sponsor. Tampoco project- manager (fui ayudante del ayudante, del ayudante de un project-manager). No he tenido grandes ideas para considerarme un idea-man. Creo que mi mejor calificación siempre ha sido la de gatekeeper, porque tengo mucha curiosidad para muchas cosas. Siempre busco en varios lugares, no en uno sólo. Esto me permite ver y hacer conexiones que otros no hacen, no porque sea más listo que ellos, sino porque voy como abeja buscando en muchas flores. Este recorrido por distintos campos me permite decir a los demás, "Esto es pertinente para ti, échale un vistazo." Creo que este es mi alcance y mi límite.

P. Qué satisfacción experimenta un científico del tipo gatekeeper?

r. El papel de gatekeeper, por supuesto, requiere de vocación científica; yo me siento muy orientado, en el sentido emocional, hacia el conocimiento científico. Disfruto el conocimiento; para mí el conocimiento, aún por encima del arte, es una cosa que se puede disfrutar sin consumirla. A diferencia del arte donde uno desea muchas veces poseer la obra, en la ciencia uno se contenta con entender: intelligere, como decía Spinoza.

 

 Creo que mi mejor calificación siempre ha sido la de gatekeeper . . . El recorrido por distintos campos me permite ver y hacer conexiones que otros no hacen, no porque sea más listo que ellos, sino porque busco en varios lugares

 

 Creo que la educación debería cultivar este goce, el placer de entender el porqué de cualquier cosa: porqué la semilla puede transformarse en planta, porqué el cielo es azul, porqué el sol es rojo al amanecer o al atardecer y blanco al mediodía, porqué en la noche no hay luz (esto no es tan obvio como parece), porqué el arcoiris. Cuando uno se pregunta estas cosas hay un intento de dominio, de apoderarse de las fuerzas naturales. Veo la ciencia como poder del hombre. Pero también la veo como un placer estético, como una liberación de los miedos ancestrales de la especie humana. No eres condicionado por esos miedos, o por gente que puede manipularlos; por eso el conocimiento es al mismo tiempo liberación del hombre y motivo de goce estético.

 

 Para mí el conocimiento es una cosa que se puede disfrutar sin consumir. Creo que la edu-cación debería cultivar el placer de entender . . . Veo la ciencia como poder del hombre. Pero también la veo como un placer estético, como una liberación de los miedos ancestrales de la especie humana

 

P. ¿Cómo fue su conversión de la física a la economía?

r. El mundo de la física es un mundo muy competitivo y competido donde hay cerebros extraordinarios. Pronto me enteré que yo no era uno de ellos y que no sería una estrella internacional. Me pude quedar como un peón de la física. Pude ser profesor en una universidad de Italia, sin consecuencias para la ciencia. Se me presentó la ocasión de ir a los EE.UU., en un proyecto de física. Un día llegó la noticia de que el proyecto ya no tenía recursos. Busqué empleo. Me di cuenta de que había posibilidades de conseguir trabajo, pero que se requerían estudios de administración que yo no tenía. Me enteré también que no necesitaba desarrollar gran esfuerzo para entender las operaciones de los cursos más importantes de ese campo (finanzas, investigación de operaciones). Las fórmulas que se manejaban allí eran sencillas para un físico. Decidí hacer una maestría. Necesitaba dinero, así que busqué un profesor que quisiera un asistente. Encontré uno: Jacob Marschak, un gran profesor de la ciencia económica en UCLA.* Me dió la oportunidad de ser su asistente mientras estudiaba la maestría. Un día me dijo, "Tienes una mente muy teórica, yo no te veo en la práctica, no te imagino como hombre de negocios; lees demasiado y en varios idiomas, ¿porqué no haces un doctorado? Quédate conmigo y haz un doctorado." Eso fue a finales de los años sesenta.

P. Ud. dice que pudo ser un peón de la física, ¿qué tan importantes son los peones de la ciencia?

r. La mayoría de los investigadores son trabajadores diligentes de la ciencia ordinaria. Muchos enfrentan la dicotomía de investigar lo que consideren mejor, aún a riesgo de no ser publicados y de no conseguir fondos para sus investigaciones, o de hacer cosas más tradicionales. De esta forma se reduce el número de los que pudieran ser más creativos. Esto no significa que los investigadores que reproducen esquemas previamente trabajados no sean importantes. Estos investigadores son personas muy dignas que sirven para mantener el conjunto de la ciencia como organización social; transmiten el conocimiento a los jóvenes; hacen investigaciones que confirman ciertas cosas; mejoran las mediciones; dan más cifras decimales.

 

Los peones de la ciencia son personas muy dignas que sirven para mantener el conjunto de la ciencia como organización social

 

P. ¿En qué apoyaba a Marschak?

r. Lo apoyaba en su trabajo con los estudiantes. Marschak no era muy paciente; era muy claro, pero era muy celoso de su tiempo. No le gustaba explicar las cosas varias veces. Mi tarea era transmitir o traducir el pensamiento de Marschak a los estudiantes y corregir las tareas que les daba. Entregaba paquetes de problemas. Nunca he visto una persona que haya construido todo el curso en base a problemas de la manera como lo hacía Marschak. Los diseñaba de manera progresiva. El primer problema era el más fácil, pero proporcionaba el conoci-miento que, generalizando e introduciendo una hipótesis menos restrictiva, llevaba al segundo, y de allí al tercero y cuarto; si se hacía todo, se lograba entender mucho. Marschak dedicaba mucho tiempo a esta tarea. Como trabajaba en la frontera del conocimiento, nunca sacaba problemas de libros. Los construía todos en secuencia lógica, psicológica y pedagógica. Estos problemas formaban la estructura de su curso. Mi tarea era entenderlos para corregir y explicar a los estudiantes.

P. ¿Cómo combina su trabajo científico con la administración académica en la dirección de Duxx?

r. Yo no tengo ninguna responsabilidad administrativa. Aquí hay un director administrativo encargado de los contratos laborales, las compras y demás asuntos relacionados.

P. ¿Qué trabajo de investigación está en proceso?

r. Trabajo en un proyecto sobre el entrenamiento del juicio cuantitativo. Es conocida la importancia de formarse una idea cuantitativa sobre la magnitud de algo, sin hacer mucho esfuerzo de cálculo o medición. Los hombres de negocios deben estimar por qué vale la pena entrar en un negocio antes de profundizar o pedir un estudio. Es decir, primero tengo que convencerme que vale la pena llegar hasta allá. Para convencerme, tengo que hacer este tipo de investigación exploratoria. El ejercicio de estimación aproximada, en la física, es conocido como una pregunta a la Fermi. Para entrenar a sus estudiantes a razonar y a formarse esta actitud mental, Fermi solía hacerles preguntas que les llevaran a razonar en términos aproximados. Es decir, les inculcaba el arte de movilizar su conocimiento y organizarlo en función de un objetivo, de estimar cuantitativamente algo. No existe literatura sobre el arte de la estimación aproximada, a pesar de que es algo muy importante. Las habilidades que se obtienen son aplicables a muchas cosas: una operación quirúrgica, el lanzamiento de un producto, una campaña electoral. En cualquier proyecto es indispensable estimar su duración, extensión, gente, dinero, posibilidades de éxito. No es necesario ser exacto, porque no existen fundamentos para la exactitud. Ya lo decía Aristóteles: "El sello característico de una mente instruída es aceptar el grado de precisión que admite la naturaleza del asunto y no buscar exactitud donde sólo es posible una aproximación de la verdad." La gente suele sobreestimar la exactitud. La misma matemática avanzada es, sobre todo, una ciencia de la aproximación adecuada.

P. Hay un nombre específico para referir esta forma de estimación aproximada?, ¿por qué esta forma de conocimiento no se obtiene de los cursos formales de matemáticas?

r. A este conocimiento se le puede denominar como "el arte de estimar por conjeturas" o "de la aproximación razonable." En inglés sería the art of guesstimating o making ballpark estimates. Es importante mencionar que una de las condiciones del conocimiento aproximado es que la persona tenga confianza si misma. El hecho de contar consigo mismo es la base de la costumbre de movilizar el conocimiento propio. Con este ejercicio, la mente madura usando, movilizando, y organizando mejor sus conocimientos. Si no sabes movilizar la información en el momento en que te hace falta, entonces es un conocimiento inútil. Esto es muy importante en las escuelas de negocios. En la mayor parte de los casos los estudiantes aprenden la matemática de forma mecánica. Recordemos los 4 niveles de conocimiento de Spinoza: 1) el mecánico (tú conoces la regla y la sabes aplicar correc-tamente); 2) el inductivo (tú experimentaste algo y viste que la regla funciona; la sabes aplicar y tienes experiencia); 3) el racional (sabes deducir la regla de otros principios); y 4) el intuitivo (ya has llegado al punto en que no sólo la sabes deducir sino que la ves como obvia y natural. Está totalmente integrada a tu forma de pensar). Cuando se enseña matemática en las escuelas de negocios nos quedamos en el nivel uno del conocimiento, de cosas puramente mecánicas. Y esto no sirve casi nada porque el conocimiento mecánico no se puede movilizar. No se puede movilizar porque es insuficiente. Se trata de conocer la regla y saber cuando se aplica, saber para qué puede servir y hasta dónde. Esto supone que hayas alcanzado niveles avanzados del conocimiento. Bueno, espero que al final salga algo que sea más útil que todos los cursos de matemáticas, y que también esté relacionado con la estimación de probabilidades.

 

El conocimiento inútil es el que no sabes movilizar en el momento que te hace falta . . . el conocimiento mecánico no sirve porque no se pueda movilizar . . . Se trata de conocer la regla y aplicarla en el momento preciso

 

P. ¿Dónde trabajaba antes de iniciar Duxx en Monterrey?

r. Era profesor el Instituto Europeo de Administración (INSEAD, Institut Européen d’Administration). Está en Fontainebleau, al sur de París. Allí llegué después de estudiar y trabajar con Jacob Marschak en UCLA. INSEAD nació por iniciativa de Olivier Giscard d’Estaing, hermano de Valéry (en ese tiempo todavía no era presidente de Francia). Olivier había estudiado en Harvard y quería crear algo parecido en su país. Tenía el apoyo de la Cámara de Comercio de París, de la Fundación Rockefeller, y del General Doriot, famoso profesor francés en Harvard. Al principio, INSEAD era un instituto como Duxx hoy en día. Venían temporalmente profesores desde los EE.UU. para dar las clases; no había ningún profesor francés. Después se quiso tener un profesorado residente formado principalmente por europeos con doctorado en los EE.UU. En ese proceso yo fui contactado para ser profesor en el Instituto. Salí de los EE.UU. para enseñar investigación de operaciones y teoría de decisiones en el INSEAD.

P. Si enseñaba investigación de operaciones y teoría de decisiones ¿cómo se familiarizó con la sociología, ciencia política, geografía económica y el resto de los cursos que se enseñan en Duxx?

r. En los cursos de teoría de decisiones estudiaba cómo la gente debería razonar, pero no cómo razona. Así que me dije, "Hay que pasar de lo prescriptivo a lo descriptivo." Pero cuando abordas el nivel descriptivo te das cuenta que lo que haces no depende tanto de la situación en que estás sino de la situación en la que crees que estás (por eso la Escuela Sociológica de Chicago enuncia el teorema de Thomas: "If you define the situation as real, it is real in its consequences"). Esto es algo que te lleva a la psicología cognitiva, a las teorías de la racionalidad limitada. Pero la psicología cognitiva te guía hacia la abstracción de todo lo afectivo. Pero uno no puede dudar de la realidad de las pasiones e intereses que colorean tus percepciones, juicios y pensamientos. La abstracción de los cognotivistas prescinde del aspecto emocional para concentrarse en el human information processing approach. Tuve que entrar no sólo a la psicología cognitiva sino a la psicología social. Si te preguntas, ¿De dónde vienen las preferencias o las opiniones que cuantificamos en utilidades y probabilidades? Debes contestar, evidente-mente, que vienen de la interacción social, de la cultura en que está sumergido cada uno. Esto me llevó a interesarme en temas tratados por los autores que ahora participan en Duxx (Donald Schön, Stanislav Andreski, y otros muchos).

P. Cómo se inició su colaboración en el proyecto Duxx?

r. Un día recibí en Italia una llamada telefónica de Bruno Ferrari, un abogado que trabaja con el grupo Pulsar. Yo lo había conocido apenas de pasada en un congreso en México. Uno subía y otro bajaba por una escalera; alguien nos presentó y platicamos ahí unos 5 minutos. Cuando me llamó y me dijo, "Sé que eres profesor de administración ¿te interesaría ayudar a formar un instituto y ocuparte de su dirección académica?" Le contesté, "Si se trata de una cosa administrativa, no." Aclaró que quizá yo sólo me encargaría de la parte académica. Pasaron varios meses antes de que me invitaran a dar una vuelta por acá. Conocí al Ing. Alfonso Romo y le caí bien. También conocí a uno de sus asesores más cercanos, el Dr. Eli Shlifer; él pensó que yo podría poner en marcha el programa Duxx. Pasaron varios meses, investigaron varias opciones, y me ofrecieron el trabajo. Me encantó la invitación porque era la ocasión para crear algo sin tener que pelearme con una base ya instalada. Eso es rarísimo. Aunque una base instalada tiene sus ventajas, también tiene una inercia que impide dirigir las cosas en el curso deseado. Surgió así la gran oportunidad de reunir a muchos de mis viejos amigos de los años 70 (Donald Schön, Stanislav Andreski, Wally Olins, y otros). En el INSEAD no habíamos tenido la oportunidad de trabajar juntos. En Duxx pude aprovechar los conocimientos de las personas que había encontrado a lo largo de mi vida. ¡Lástima que Jacob Marschak y Bruno de Finetti ya han muerto!

 

Duxx fue la ocasión para crear algo sin tener que pelear con una base instalada . . . y aprovechar los conocimientos de las personas que había encontrado a lo largo de mi vida

 

P. ¿Qué modelo educativo se tuvo como referencia para Duxx?

r. El modelo de referencia del INSEAD, de un programa de maestría en negocios de un año. Pienso que un año intenso es suficiente. Muchas escuelas como Harvard han reducido su programa a 16 meses. Como duración me parece suficiente un año. Otra característica interesante de Duxx es que incorpora materias que no suelen ofrecerse en otros programas de maestría en negocios. Por ejemplo, tenemos el curso de Belardo sobre el conocimiento como forma de capital, o el curso de Stanislav Andreski de introducción a las ciencias sociales, dado por un científico social, o el curso de Jacob Needleman sobre la filosofía del dinero y del trabajo, conducido por un filósofo. La calidad del profesorado es esencial en Duxx; hemos hecho, y seguimos haciendo, mucho para lograr que los profesores sean verdaderos maestros de doctrina y de vida y que, además, tengan bastante experiencia práctica. Esto es importante para gentes que serán empresarios, no solamente ejecutivos.

P. ¿Qué criterios hay para seleccionar alumnos y profesores en Duxx?

r. Identificamos los alumnos con inquietudes empresariales que puedan crear oportunidades de trabajo para otros, y estimulen el desarrollo de la comunidad. No se trata sólo de proporcionar a unos individuos una buena educación en negocios; para ello bastaría con becarlos en un lugar. La idea es formar individuos que sean empresarios con una orientación ética hacia el bienestar de su país y su comunidad local. Esta es la razón por la que el Ing. Alfonso Romo creó Duxx.

Una de las decisiones difíciles es la selección de los estudiantes. Los tests psicométricos o la entrevista tienen imperfecciones para identificar el candidato ideal. Esta tarea es muy difícil e importante. Si nos equivocamos al escoger nuestros estudiantes, el objetivo de esta escuela no se cumple. Esto es un punto al que ponemos mucha atención.

P. ¿Es este un programa de maestría al que sólo pueden optar candidatos del estrato económico alto?

r. No. No queremos que esta sea una escuela para niños ricos. Si así fuera, tendríamos problema de sobrecupo. Hemos rechazado gente que tiene el dinero para pagar, que entraría con mucho gusto, pero que no tiene el perfil. Por otro lado, hemos admitido individuos que no tenían dinero, que se les tuvo que prestar dinero o buscar la forma para que obtuvieran un préstamo. En este asunto, el Ing. Romo ha sido muy claro; me ha dicho, "No comprometa la calidad de la escuela ni el objetivo del programa para buscar algún tipo de equilibrio financiero. Ni desde el punto de vista de los profesores, de ahorrar dinero, ni desde el punto de vista de los estudiantes, de recibir dinero de personas que no correspondan al perfil buscado."

P. Hay quien dice que la mayor parte de la gente que actualmente son científicos fácilmente pudieron dedicarse a otra ocupación. ¿A qué actividad se hubiera dedicado si no fuera académico?

r. Empresario. Mi padre era empresario industrial. Yo crecí en la fábrica. Los domingos me llevaba a la fábrica a ver. Me decía, "Si quieres ganar tu dinero de bolsillo toma una de esas cosas que hay que ensamblar. Toma unas cuantas y llévatelas a casa. Aquí pago tanto al obrero que lo hace, a ti te pago igual." Así me gané el primer dinero que usaba para mis pequeños gastos personales.

Aquí hago un trabajo que me encanta. Es como un oxígeno intelectual. Pocos tienen la suerte de hacer un trabajo que le guste. Me encanta trabajar con la gente y con las ideas. Si hubiera sido empresario, con la dedicación que ahora tengo, hubiera sido un empresario exitoso, pero a lo mejor no me hubiera divertido tanto. Ahí me hubiera tenido que ocupar de la administración, que los clientes paguen, de los asuntos sindicales, obtener permisos, lidiar con funcionarios. Eso me espanta porque me parece aburridísimo. Este parecer, por supuesto, es muy personal. La vida es así. Estoy seguro de que hay personas que les gusta el trabajo administrativo y consideran aburrido el mundo académico. Lo importante, en todo caso, es tratar de hacer lo que mas te gusta.